Appello allo sciopero generale dei sindacati spagnoli

Alcuni amici spagnoli ci hanno inviato il documento sindacale delle Comisiones Obreras e dell'Ugt con l'appello allo sciopero generale per il 29 settembre. Eccolo.
 

CC.OO. y UGT

LLAMAMIENTO EN APOYO A LA HUELGA GENERAL

DEL 29 DE SEPTIEMBRE

Por

UGT:                                                                                   Por CCOO:

Nicolás Redondo                                                                         Julián Ariza

Antón Saracíbar                                                                          Nicolás Sartorius

José María Zufiaur                                                                       José Luís López Bulla

José María Romero                                                                      Eduardo Saborido

Miguel Ángel Ordóñez                                                                  Rafael Pillado

Suso Mosquera                                                                            Tomás Tueros

Carlos Trevilla                                                                             Antonio Montalbán

 
El Gobierno, en contradicción con sus promesas electorales y sus declaraciones

de no proceder a recortes de derechos sociales, ha adoptado una serie de

medidas que entendemos lesivas para los trabajadores y otros colectivos

sociales, así como para la recuperación de nuestra economía.

Somos conscientes de que nuestro país atraviesa una profunda crisis. La

percepción que tenemos es que durante demasiado tiempo se ha producido un

visible desajuste entre la gravedad de la situación y las medidas adoptadas para

enfrentarla. La responsabilidad, en este aspecto, aunque no única, recae en el

Gobierno, cuyo retraso en reaccionar ha sido grave. Tanto es así, que con la

crisis ya declarada, el Gobierno adoptó una serie de medidas fiscales

temerarias- eliminación del impuesto del Patrimonio, deducción de 400 euros y

otras- que han agravado el déficit, mermado la capacidad inversora del Estado

y su propio margen de maniobra ante la crisis. De otro lado, si bien es cierto

que la crisis financiera y sus efectos tienen dimensión internacional y origen en

los EE.UU, no es menos cierto que nuestra crisis inmobiliaria y de modelo

productivo estaba pronosticada desde hace años, sin que se adoptaran medidas

enérgicas para corregir una deriva que, al final, nos ha llevado a esos más de 4

millones de parados. Crisis inmobiliaria que tuvo su origen en gobiernos de la

derecha pero que nadie quiso o pudo atajar a tiempo.

Ha sido necesaria la presión de las instituciones de la UE y otras, ante la puesta

en cuestión de la solvencia de nuestro país por los mercados financieros, para

que se precipitaran aquí medidas drásticas - y nos tememos que improvisadastodas

ellas, de momento, en perjuicio de los sectores populares y, en

consecuencia, desequilibradas. Al impulso de tales decisiones se ha

subordinado totalmente la reducción del paro a la reducción del déficit, siempre

desde el recorte del gasto y la inversión, sin afectar para nada a los que más

tienen y aumentando el IVA, que pagan por igual los pudientes que las rentas

modestas. Déficit que, sin duda, hay que combatir pero sin sacrificar la

recuperación de la economía y, sobre todo, de manera equitativa. El problema

de España no es que se gasta demasiado sino que se recauda demasiado poco,

pues tenemos una presión fiscal 7 puntos por debajo de la media europea y 11

con relación a los países más avanzados. Si sacrificamos la inversión y el

consumo corremos el riesgo de estar años sin crecer lo suficiente y la situación

de desempleo se agravará aún más. No podemos olvidar que la peor situación

es aquella en que se realizan drásticos ajustes fiscales al tiempo que no llega el

crédito del sistema financiero. En este sentido, sorprende el que un Gobierno

como el actual haya decidido hacer este tipo de ajuste porque, en nuestra

opinión, hay otras opciones menos traumáticas frente a la crisis y, desde

luego, más equitativas.

Dicho lo anterior, es preciso destacar que las medidas tomadas tanto en España

como en los demás países de la UE se inscribirían en una lógica que, de no

combatirse, conducirían a la idea de que para competir en los mercados

globales Europa tiene que recortar su Estado de Bienestar. Tal idea no es nueva

y se presenta con fuerza cada vez que hay una crisis económica, cuando se

pretende presentar como criterios de la ciencia económica lo que no es más

que vieja ideología conservadora de sobrada insolvencia. Lo peligroso de un

periodo como el actual es que en él concurren la hegemonía política de la

derecha en casi toda Europa y la falta de un proyecto claro de la izquierda, lo

que hace temer que esta vez los recortes pueden ser, si no lo evitamos,

además de profundos de difícil arreglo. Y especialmente delicado en el caso de

España donde contamos con una derecha que no sólo no ha hecho nada para

salir de la crisis sino que acentuaría el carácter anti-social de las medidas.

Sabemos que, precisamente para salvar el estado del Bienestar, es necesario

introducirle reformas. En Europa y en España hay que aumentar la

productividad, reformar la empresa, modernizar el aparato productivo. Pero

todo esto no se hará en contra de los que tienen que aplicar las reformas,

¿alguien cree que se puede aumentar la productividad de una economía basada

en la innovación, reduciendo salarios y recortando derechos sociales?.

Queremos llamar la atención de que además de ser radicalmente injusto que la

crisis la paguen los que no han tenido ninguna responsabilidad en ella, mientras

que aquellos que la han tenido toda solo reciben ayudas y subvenciones, es

absurdo pretender mantener el modelo social europeo sin una fiscalidad

suficiente que grave a las rentas, beneficios y capitales más altos. Las gravosas

deudas de hoy son las insuficiencias fiscales de ayer.

Siguiendo en el campo de las reformas ahí está, como ejemplo, lo que se ha

venido haciendo desde mediados de los años 90 con la puesta en marcha del

Pacto de Toledo sobre las pensiones, que era un ejemplo de sensatez. Lo

rechazable ahora, es que se tomen unilateralmente medidas desproporcionadas

y que se rompan marcos de diálogo y participación de los agentes sociales,

como ha ocurrido con una decisión tan torpe políticamente como injusta

socialmente, esto es, la congelación de las pensiones para el 2011. Congelación

que no contribuye para nada a reducir el déficit, cuenta con la oposición de la

mayoría del Parlamento y deja en manos de la derecha una baza importante.

Respecto de la reforma laboral, tras la experiencia de más de sesenta

modificaciones del Estatuto de los Trabajadores, algunas tan profundas como

las de 1984, 1994 y 2002, su virtualidad ha sido y será prácticamente nula para

la generación de empleo pues, de entrada, facilita y abarata los despidos,

aumenta el poder de disposición de las empresas sobre la mano de obra,

debilita a los sindicatos y hace retroceder el papel del Estado en su función de

tutelar las condiciones de vida y de trabajo. El mercado de trabajo es

consecuencia del modelo productivo y no al revés. Mientras éste no cambie

aquel no se estabilizará.

No es casual que, en este contexto se haya recrudecido, en abundantes

plataformas de opinión, la campaña de desprestigio de los sindicatos. Al fin y al

cabo son la principal fuerza social que, a pesar de todo, sigue teniendo

capacidad para oponerse a estas medidas tan desequilibradas. Sobre los

sindicatos recae, a fin de cuentas, buena parte de la responsabilidad de mejorar

el modelo social europeo y contribuir a equilibrar la política que emana de las

instituciones de la UE. Convendría que las fuerzas progresistas no olvidaran que

sólo desde la movilización social a nivel europeo la izquierda retomara el pulso

y la capacidad de llevar adelante un proyecto más justo socialmente y

económicamente más eficaz. No nos estamos jugando un ajuste para paliar el

endeudamiento de un país sino evitar un retroceso histórico de conquistas y

derechos de los ciudadanos europeos. No se trata de permanecer estáticos sino

de reformar para mejorar y salir de la crisis.

Desde la conciencia de que esto es así, en la convicción de que puede

corregirse tal deriva y con la experiencia de que para conseguirlo es necesaria

la movilización social, quienes suscribimos este documento -- personas que

asumimos, en su día, responsabilidades en la lucha de las CC.OO. y UGT

durante la dictadura franquista, en el tránsito pacífico a la democracia y en el

devenir del movimiento sindical durante el periodo democrático-- hacemos un

llamamiento a trabajadores y ciudadanos para

que participen en las

movilizaciones acordadas en unidad por los sindicatos y en la huelga

general del día 29 de septiembre

. Acción que persigue el objetivo de hacer

rectificar la política económica del Gobierno, lesiva para los derechos de los

trabajadores, haciéndola coincidir con la jornada de movilizaciones a escala

europea convocada por los sindicatos de la CES, pues es en ese espacio, donde

se libra la gran tarea de salir de la crisis y mejorar el estado del bienestar. Nos

jugamos todos mucho.

Madrid, 7 de septiembre de 2010

Lunedì, 20. Settembre 2010
 

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